Ryder Arrow
viernes, noviembre 12, 2010
Something about websites...
Internet is a place when you can find everything, but nowadays its very common people that only use facebook or tweeter, and it's cool, you know, you could read about whats going on whit your friends and relatives, gossips and much more, although sometimes it's a little boring, always the same stuff, so I will recommend you two interesting websites about simple things.
The fist one is Ugliest Tattoos, a website where you can see a lot of mistakes engraved in the skin of poor peolple, who thinks that they tattos are a master piece of art!!!
The second one is People of WalMart , pictures about people who buy in that store but they have a peculiar sense of fashon.
If you wanna spend a funny moment in the web, you can visit these websites.
Have a good time!
Could you recommend me some funny websites?
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jueves, agosto 24, 2006
Making Love...
(Autor desconocido)
Ella y yo hacíamos el amor diariamente.
En otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles
hacíamos el amor invariablemente...
Los jueves, los viernes y los sábados,
hacíamos el amor igualmente...
Por último los domingos hacíamos el amor religiosamente...
Hacíamos el amor compulsivamente.
Lo hacíamos deliberadamente.
Lo hacíamos espontáneamente.
Hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres,
por favor,
por supuesto,
por teléfono,
de primera intención
y en última instancia,
por no dejar
y por si acaso,
como primera medida
y como último recurso.
Hicimos el amor por ósmosis y por simbiosis:
y a eso le llamábamos hacer el amor científicamente.
Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí,
es decir, recíprocamente.
Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo
y yo con el miembro convertido en un músculo
fláccido no podía llenarla,
entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces
en que yo me imaginaba que no iba a poder y no
podía,
y ella pensaba que no iba a sentir y no sentía,
o bien estábamos tan cansados y tan preocupados
que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo.
Decíamos entonces, que habíamos hecho el amor
aproximadamente.
O bien a Estefanía le daba por recordar las ardillas
que el tío Esteban le trajo de Wisconsin que daban
vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina,
y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los
abuelos con sus sillas vienesas y sus macetas de rosas
esperando la eclosión de las cuatro de la tarde...
así era como hacíamos el amor nostálgicamente,
viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
Muchas veces hicimos el amor contra natura,
a favor de natura,
ignorando a natura.
O de noche con la luz encendida,
o de día con los ojos cerrados.
O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia.
O viceversa.
Contentos, felices, dolientes, amargados.
Con remordimiento y sin sentido.
Con sueño y con frío.
Y cuando estábamos concientes de lo absurdo de la vida
y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro,
entonces hacíamos el amor inútilmente.
Para envidia de nuestros amigos y enemigos
hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente,
legendariamente.
Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor
moralmente,
Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor
ilegalmente.
Para alegría de los psiquiatras hacíamos el amor
sintomáticamente
Hacíamos el amor físicamente, de pie y cantando,
de rodillas y rezando, acostados y soñando.
Y sobre todo,
y por la simple razón de que yo lo quería así y
ella también
hacíamos el amor voluntariamente...
Se lo tomé prestado a Ernesto
Me gustó, gracias....
Ella y yo hacíamos el amor diariamente.
En otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles
hacíamos el amor invariablemente...
Los jueves, los viernes y los sábados,
hacíamos el amor igualmente...
Por último los domingos hacíamos el amor religiosamente...
Hacíamos el amor compulsivamente.
Lo hacíamos deliberadamente.
Lo hacíamos espontáneamente.
Hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres,
por favor,
por supuesto,
por teléfono,
de primera intención
y en última instancia,
por no dejar
y por si acaso,
como primera medida
y como último recurso.
Hicimos el amor por ósmosis y por simbiosis:
y a eso le llamábamos hacer el amor científicamente.
Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí,
es decir, recíprocamente.
Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo
y yo con el miembro convertido en un músculo
fláccido no podía llenarla,
entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces
en que yo me imaginaba que no iba a poder y no
podía,
y ella pensaba que no iba a sentir y no sentía,
o bien estábamos tan cansados y tan preocupados
que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo.
Decíamos entonces, que habíamos hecho el amor
aproximadamente.
O bien a Estefanía le daba por recordar las ardillas
que el tío Esteban le trajo de Wisconsin que daban
vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina,
y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los
abuelos con sus sillas vienesas y sus macetas de rosas
esperando la eclosión de las cuatro de la tarde...
así era como hacíamos el amor nostálgicamente,
viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
Muchas veces hicimos el amor contra natura,
a favor de natura,
ignorando a natura.
O de noche con la luz encendida,
o de día con los ojos cerrados.
O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia.
O viceversa.
Contentos, felices, dolientes, amargados.
Con remordimiento y sin sentido.
Con sueño y con frío.
Y cuando estábamos concientes de lo absurdo de la vida
y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro,
entonces hacíamos el amor inútilmente.
Para envidia de nuestros amigos y enemigos
hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente,
legendariamente.
Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor
moralmente,
Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor
ilegalmente.
Para alegría de los psiquiatras hacíamos el amor
sintomáticamente
Hacíamos el amor físicamente, de pie y cantando,
de rodillas y rezando, acostados y soñando.
Y sobre todo,
y por la simple razón de que yo lo quería así y
ella también
hacíamos el amor voluntariamente...
Se lo tomé prestado a Ernesto
Me gustó, gracias....
domingo, marzo 19, 2006
Insominio...
Hoy perdí mi racha de buen sueño, seis horas seguidas; me dió insomnio a las dos de la madrugada y no pude dormir en lo que restó de noche.
Fue una de esas noches en las que te despierta un calambre, no en el pie, ni en la pierna, ni en el brazo; un calambre en el corazón, de esos, que te paralizan la mente, el cuerpo y el alma, sobre todo el alma.
Me puse a pensar en mi última relación, siempre en la última, es la que más duele, y la que más recuerdas... no sé por que. Y me vinieron a la mente mil y un recuerdos, mil y un suspiros, mil y un sueños, mil y una circunstancias, en fin...todo. Sobre todo esas frases que justamente en momentos como este toman sentido, obviamente, en el principio te las crees todas, desde un te amo hasta un quiero pasar la vida contigo, al final, te despiertas a las dos de la madrugada y te das cuenta tristemente que todo fue una mentira.
Hubo una en particular "siento exactamente lo mismo", cabe resaltar que esta fue la mayor mentira, peor que un te amo o un quiero pasar la vida contigo.
Desde el punto de vista del término de la frase no tiene nada de racionalidad, por algo acabó la relación!!! porque no sentías lo mismo que yo!!!...que ironía pensar que me la creí.
Luego me asalta el pensamiento de que nadie absolutamente NADIE puede sentir "Exactamente" lo mismo, ni unos gemelos, ni unos amantes, ni siquiera las hermandades o lo que sea, si eso pasara, no habría guerra o hambre o esas cosas horribles que hay.
Mi concepto de belleza puede ser grotesco para alguien más y lo que a mi me lastima y me duele a otros podría provocarles risa.
Llegu é a una conclusión, no existe esa alma gemela, ni ese ser perfecto que siente "exactamente lo mismo" y nunca va a existir, es triste lo sé... pero en eso pensé.
Y pensándolo ahora un poco mejor.
Dudo que alguien haya sentido un calambre en el corazón a las dos de la madrugada.
Fue una de esas noches en las que te despierta un calambre, no en el pie, ni en la pierna, ni en el brazo; un calambre en el corazón, de esos, que te paralizan la mente, el cuerpo y el alma, sobre todo el alma.
Me puse a pensar en mi última relación, siempre en la última, es la que más duele, y la que más recuerdas... no sé por que. Y me vinieron a la mente mil y un recuerdos, mil y un suspiros, mil y un sueños, mil y una circunstancias, en fin...todo. Sobre todo esas frases que justamente en momentos como este toman sentido, obviamente, en el principio te las crees todas, desde un te amo hasta un quiero pasar la vida contigo, al final, te despiertas a las dos de la madrugada y te das cuenta tristemente que todo fue una mentira.
Hubo una en particular "siento exactamente lo mismo", cabe resaltar que esta fue la mayor mentira, peor que un te amo o un quiero pasar la vida contigo.
Desde el punto de vista del término de la frase no tiene nada de racionalidad, por algo acabó la relación!!! porque no sentías lo mismo que yo!!!...que ironía pensar que me la creí.
Luego me asalta el pensamiento de que nadie absolutamente NADIE puede sentir "Exactamente" lo mismo, ni unos gemelos, ni unos amantes, ni siquiera las hermandades o lo que sea, si eso pasara, no habría guerra o hambre o esas cosas horribles que hay.
Mi concepto de belleza puede ser grotesco para alguien más y lo que a mi me lastima y me duele a otros podría provocarles risa.
Llegu é a una conclusión, no existe esa alma gemela, ni ese ser perfecto que siente "exactamente lo mismo" y nunca va a existir, es triste lo sé... pero en eso pensé.
Y pensándolo ahora un poco mejor.
Dudo que alguien haya sentido un calambre en el corazón a las dos de la madrugada.
